Noticias:
Lanzamiento del libro Valoración que estudiantes y docentes hacen de los programas para disminuir la agresividad estudiantil, en un colegio al sur de Bogotá

Una de las palabras más utilizadas en el ambiente escolar es: Convivencia. Siendo así de popular, lo que todos esperaríamos es que fueran absolutamente claros y uniformes los conceptos y las actividades que de ella derivan; sin embargo, tanto en lo cotidiano como en lo investigativo, se presenta tal disparidad en lo concerniente, que resulta muy complicado proponer una acción que satisfaga la curiosidad y necesidad de atender la consecución o el mantenimiento de una sana convivencia escolar. Es claro que la convivencia sólo resulta de la interacción entre dos o más personas, si se comprende como “vivir con” y paradójicamente, la convivencia parte de la intención propia, particular, de cada individuo. Solamente en la medida en que una persona decida y actúe consecuentemente para relacionarse de manera adecuada con otra u otras personas se podrá lograr una sana convivencia. Esta característica dual, de dirigir la acción a otro y recibir respuesta de otro, se vuelve más compleja y difícil por cuanto además de fundamentarse en la forma de ser o características de cada persona, conlleva elementos de contexto que varían permanente y aleatoriamente. Alguien puede ser amable, pero puede estar triste y en algún momento resultará una persona con quien se dificultará la interacción.
Cuando las relaciones involucran grandes volúmenes de personas y ello ocurre de manera constante, tal como sucede en toda escuela; el tema de convivir, relacionarse, interactuar y trabajar conjuntamente se vuelve denso; exige recursos permanentes y disposición de diversas habilidades. Es por eso que la labor de los docentes resulta mucho más compleja de lo que ellos saben, han estudiado, aprendido y experimentado; porque cada situación resulta diferente, debido a los actores, los eventos y las circunstancias.
Con la magnitud que representa la convivencia escolar, el trabajo de este estudio indaga por las formas en que se relacionaron varios jóvenes, durante programas que diferentes entidades crearon y desarrollaron con el fin de promover los derechos humanos, disminuir la agresividad, resolver los conflictos de forma pacífica y además atender las necesidades de afiliación y reconocimiento de los jóvenes estudiantes de la jornada de la tarde del colegio Fernando Mazuera Villegas, un colegio público en el sur de Bogotá.
Desde las diversas miradas, palabras y acciones que tanto los estudiantes brindaron tras su participación en talleres lúdicos, artísticos y creativos, como las apreciaciones que docentes y formadores hicieron una vez fueron testigos del trabajo que sus chicos adelantaron; se buscan valoraciones que permitan identificar acciones, estrategias e indicadores que permitan proponer planes y políticas tendientes a mantener una sana convivencia en la institución o instituciones en general.
El libro se encuentra disponible para consulta y descarga gratuita en Publicaciones>Libros electrónicos.